Vivimos tiempos apasionantes desde el punto de vista de un analista de datos. Las restricciones a las cookies de tercera parte y las políticas de privacidad impulsadas desde instituciones tanto públicas como privadas nos fuerzan, una vez más, a replantear el modelo de análisis y la materia prima con la que contamos a la hora de hacer nuestro trabajo. Y es que nuestro trabajo es, sin más, ser intermediarios entre los anunciantes y sus potenciales consumidores.
Aun así, la información que tenemos a mano para tomar decisiones es mayor que la que tienen el resto de medios. Alternativas como el Market Mix Modelling o la atribución por modelos estadísticos siguen siendo, en nuestro entorno, más valiosas si cabe ahora.
En este contexto la información de primera parte, la información de los potenciales consumidores en nuestros activos, en nuestro CRM o en cualquier otro soporte tecnológico se vuelve imprescindible. ¿Cómo se debería usar? ¿Cuáles son los consejos a la hora de implementar campañas con esa data? Pues antes de contestar esas preguntas, yo me haría otras: ¿Tengo bien medidos mis activos? ¿Recojo la información que quiero recoger? ¿Tengo una estructura coherente que enlace las distintas fuentes de primera parte? Sin eso es complicado poder hacer nada. Nada eficiente y eficaz, se entiende.
Una vez que tengamos montado el ecosistema de forma correcta, yo recomendaría segmentar bien los datos, entender en profundidad las necesidades de cada uno de los segmentos y personalizar tanto mis mensajes como el número de estos dependiendo de mis aprendizajes previos.
Nada más valioso que la información que puedo conseguir por mí mismo. El reto está en entenderla porque, en el fondo, la data no es un fin sino un medio. Y muchas veces olvidamos eso.
Raúl Devia, Data & Analytics Director en t2ó | Colaboración sacada de la Revista Anuncios (nº 1639). Reportaje «Recetas para un mundo sin Cookies».
